Dos cuentos, indeleblemente grabados en nuestros recuerdos de infancia, son la fuente de inspiración de esta doble representación del Teatro de Marionetas de Salzburgo: Pedro y el lobo y Caperucita Roja.
Serguéi Prokófiev escribió Pedro y el lobo en 1936, creando su propio cuento de hadas para una suite musical destinada a introducir a los niños a los instrumentos de la orquesta. En la historia, el lobo persigue y atrapa a un pato antes de verse él mismo capturado gracias al ingenio de Pedro. Por compasión, la bestia es entregada a un zoológico en lugar de ser abatida por los cazadores; así, la naturaleza es domesticada en lugar de destruida.
Si bien la historia de Caperucita Roja fue publicada por primera vez por Charles Perrault en 1697, sus orígenes se remontan al siglo X. Cuento moralizante sobre los riesgos de aventurarse solo en el bosque, Caperucita Roja es adaptada posteriormente por diversos autores, entre ellos los hermanos Grimm, que rescatan a la protagonista en el último momento en lugar de dejar que sea devorada por el lobo (que en la versión de Perrault ya se había comido a la abuela de la niña).
No es de sorprender que Disney también hiciera su propia versión tanto de Pedro y el lobo como de Caperucita Roja. Walt Disney creó su Pedro y el lobo en 1946, siendo fiel en muchos detalles a la obra original de Prokófiev, excepto por la suerte que corre el pato, que disfruta aquí de un final más feliz. Caperucita Roja es uno de los primeros dibujos animados creados por Disney (su primera versión se remonta a 1922), si bien el personaje principal reaparecería junto a los Tres Cerditos en El Lobo Feroz (realizado en 1934).
El Teatro de Marionetas de Salzburgo, con estos dos cuentos que casan perfectamente con la ilusión de los títeres, es el lugar ideal para introducir a nuestros hijos a dos historias mágicas que contemplan de una manera brillante nuestra relación con el mundo natural.