Johannes Brahms compuso Ein deutsches Requiem, nach Worten der heiligen Schrift, op. 45 (o Un Réquiem alemán sobre textos de las Sagradas Escrituras) entre 1865 y 1868. Obra monumental para orquesta, coro y solistas, destacó por diferentes motivos. En primer lugar, se trata de una composición sacra en lengua alemana, en lugar del latín habitual. En segundo lugar, fue concebida para ser interpretada siempre en entornos laicos, a pesar de su naturaleza religiosa. Por último, el propio Brahms aspiraba a trascender la confesión religiosa y a dirigirse al conjunto de la humanidad a través de su música. El gran éxito del estreno de la versión completa de esta obra en siete movimientos, el 18 de febrero de 1869 en la Gewandhaus de Leipzig, indicaba que el compositor probablemente había logrado hacer realidad su deseo. Más de un siglo y medio después, el coreógrafo vienés Martin Schläpfer toma Ein deutsches Requiem y lo transforma en una representación de ballet contemporáneo emblemática de la que pueden disfrutar esta temporada en la Ópera Popular de Viena.
Al igual que su fuente musical, el ballet Ein deutsches Requiem aborda temas humanos fundamentales. Schläpfer reimagina el trabajo y los esfuerzos cotidianos para conseguir un poco de comida y calor y conseguir sobrevivir, a través de movimientos rudos y simiescos. Después los contrasta hábilmente con momentos de elevación espiritual, esperanza y bondad que permiten a los bailarines crear mapas de movimiento completamente diferentes. El Réquiem alemán de Brahms pasa por siete movimientos, cada uno de los cuales es un estudio sobre cómo el sufrimiento y el dolor se transforman gradualmente en elevación espiritual, esperanza y perdón. La coreografía de Schläpfer combina perfectamente con cada giro melódico y cada cambio modal para ofrecer una experiencia particularmente transportadora.
El duradero atractivo de Ein deutsches Requiem no sólo radica en la maestría musical de Johannes Brahms, sino también en su mensaje aconfesional y simplemente humano. Martin Schläpfer toma esta cualidad universal de la partitura y teje en torno a ella una coreografía igualmente abierta y heterogénea. Con un mensaje de inclusión, esperanza y salvación en el escenario de la Volksoper de Viena, una de las capitales más internacionales de Europa, esta representación de ballet excepcional habla el lenguaje común de todos los hombres, mujeres y niños de la Tierra.