El argumento de La Cage aux Folles (La jaula de las locas) se hizo famoso en 1978 gracias a la película homónima de Édouard Molinaro, la cual contaba con artistas de la talla de Ugo Tognazzi y Michel Serrault. Su tremendo éxito en Francia primero y por toda Europa poco después, se propagó hasta Estados Unidos. Algunos años más tarde, el compositor Jerry Herman realizó una adaptación creando así este musical que a su vez fue un rotundo éxito. Estrenado en Broadway en 1983, tras una primera prueba en Boston el mismo año, fue representado en más de 1760 ocasiones a lo largo de cuatro años, y obtuvo seis Premios Tony. Hollywood también aprovechó su popularidad para adaptarla nuevamente a la gran pantalla, bajo el título The Birdcage, siendo protagonizada por Nathan Lane y el difunto Robin Williams. Ahora, el musical La Cage aux Folles, representada en alemán, llega triunfante a la Volksoper Wien de Viena.
La historia que nos presenta La Cage aux Folles está basada en la obra de teatro original de Jean Poiret, de 1973. Se centra en Georges, propietario de un elegante club nocturno en Saint-Tropez, y Albin, la drag queen estrella del club que sobre el escenario actúa con el nombre artístico de Zaza. Los dos hombres disfrutan juntos de días felices y fastos, pero su vida glamurosa y de fiestas interminables está a punto de verse alterada. El hijo de Georges, fruto de una antigua aventura, viene a visitarle con su prometida, que resulta ser la hija de un político local ultraconservador. El dueño del club nocturno, sus socios exuberantes y su variopinta compañía de artistas exóticos deben hacer todo lo posible para no sabotear el futuro matrimonio. Pero ¿hasta dónde se puede llegar para ocultar quién se es en realidad? Y, ¿deberíamos siquiera intentarlo?
La Cage aux Folles, de Jerry Herman, transmite su mensaje a favor del amor y de la homosexualidad y que celebra la vida, de una manera dulce y entretenida que seduce al público. No entra en polémicas ni fustiga a los conservadores, sino que les hace aplaudir con ganas. La partitura deja que la extravagante Zaza interprete la mayor parte de las maravillosas melodías, mientras que el personaje de Georges completa perfectamente la pareja con su sutileza y su discreto encanto. La química escénica entre los dos hombres será evidente sobre el escenario de la Ópera Popular de Viena, y reiterará la lección central de este musical: el amor es el amor, y deberíamos celebrarlo cantando y bailando en cualquier circunstancia.